Los depósitos bancarios son muy conocidos por aquellos que quieren sacar una pequeña a sus ahorros, pero existen otro tipo de depósitos que pueden ofrecer mayor rentabilidad, eso si asumiendo mayor riesgo, estos son los depósitos estructurados. Para comprenderlos bien, vamos antes de ver qué es un depósito bancario y sus diferencias con los estructurados.
Concepto de depósito bancario
Los depósitos bancarios son un producto de ahorro en los que el cliente deposita una suma dineraria en el banco durante un tiempo pactado previamente, y una vez que ha transcurrido dicho tiempo, el banco reembolsa al cliente la suma de dinero junto con un rendimiento extra.
Hay varios tipos de depósitos bancarios, aunque el más común y el más solicitado es el asegurado, hecho por el cual el rendimiento que ofrece al cliente es muy bajo, ya que a cambio no ha de soportar ningún riesgo de pérdida económica.
Una ventaja que presentan los depósitos bancarios es el hecho de que están protegidos y garantizados por los Fondos de Garantía de Depósitos (FGD) hasta un importe máximo de 100.000 euros por titular y entidad bancaria.
Qué es un depósito estructurado
Un depósito estructurado es un depósito bancario que presenta la particularidad de que una vez haya pasado el tiempo previamente pactado entre las partes, el cliente recibe su dinero invertido, pero la rentabilidad que recibirá (si es que existe), no estaba asegurada, puesto que dependía de loa evolución y el devenir del mercado al que estuviese “vinculado” el depósito estructurado.
Cuando hablamos de mercado vinculado, indicar que puede ser un índice bursátil, una cesta de acciones de compañías, materias primas e incluso divisas.
Por tanto, un depósito estructurado está formado por dos elementos:
- Depósito de renta fija
- Depósito de renta variable
Es precisamente éste segundo elemento, el depósito de renta fija, el que determinará la rentabilidad que al término del tiempo pactado recibirá el cliente (si es positiva) o perderá (si es negativa).
Un ejemplo: un depósito estructurado a 5 años en el que el 50% del dinero aportado está garantizado y el otro 50% se invierte en una cesta de acciones de 8 empresas del Ibex 35. Una vez pasado los 5 años, el cliente recibirá el 50% de su dinero aportado (estaba garantizado) y el otro 50% dependerá de qué hayan hecho esas 8 acciones en los 5 años; si tienen un precio superior, el cliente recibirá un rendimiento extra, si el precio es inferior no sólo no obtendrá una rentabilidad adicional sino que podrá perder dinero, dependiendo de cuánto hayan bajado los precios de cotización de la cesta de acciones de las 8 empresas.
Inversión mínima y plazo temporal
Cada entidad bancaria se encarga de fijar las condiciones de sus respectivos depósitos estructurados.
Por regla general, la inversión mínima no suele ser demasiado elevada, tiende a moverse entre los 600 y los 5.000 euros.
Respecto al plazo temporal, hablamos de una inversión a medio plazo, lo que implica que suele ser entre los 3 y los 5 años.
Qué riesgo tienen los depósitos estructurados
Básicamente se podrían enumerar dos riesgos que presentan los depósitos estructurados y que todo inversor debería de conocer con antelación:
– Como ya se ha indicado, el capital aportado por el cliente no está asegurado al 100% ya que una parte del mismo (no suele ser menor del 50%) se destina a invertir en activos de renta variable, de manera que si va bien el cliente obtendrá bastante mayor rentabilidad que un depósito bancario tradicional, pero en caso contrario perderá dinero. Esto también implica que no se puede4 saber previamente el rendimiento que se obtendrá, cosa que sí sucede con los depósitos garantizados.
– Los depósitos estructurados tienen menos liquidez que los depósitos clásicos. Esto significa que hay entidades bancarias que no ofrecen la posibilidad de que el cliente pueda cancelar la inversión antes de que llegue a su vencimiento, de manera que aunque necesite urgentemente recuperar su capital invertido, no podrá. Y otras entidades bancarias sí permiten la cancelación anticipada al vencimiento pero a cambio cobrarán una comisión por dicho concepto y dicha comisión mermará la rentabilidad del depósito.
Tipos de depósitos estructurados
Dentro del espectro de depósitos estructurados, podemos enumerar principalmente dos tipos:
– Depósitos estructurados 100% variables: en este tipo de depósitos la totalidad del dinero invertido lo está en mercados de renta variable. Aun así, las entidades bancarias suelen al menos garantizar una parte pequeña del dinero para que en el peor de los casos la inversión no resulte fatídica. Y esto es así porque al estar el capital invertido en renta variable, la evolución de esos mercados es impredecible (tanto para bien como para mal) y se busca evitar el peor de los escenarios posible para el cliente.
– Depósitos estructurados mixto: es el caso más habitual de depósito estructurado, el que invierte una parte del dinero del cliente en renta fija y la otra parte en renta variable. Al vencimiento del producto, el banco suma lo logrado en ambos lados y esa suma es la que será reembolsada al cliente.
Fiscalidad de los depósitos estructurados
La idea que hay que tener presente es que los depósitos estructurados tienen su correspondiente fiscalidad, lo que significa que hay que pagar a Hacienda.
Concretamente, este producto de ahorro tributa como rendimiento del capital y únicamente habrá que pagar impuestos respecto a las ganancias que se hayan podido obtener, de manera que el dinero que se aportó en su momento está exento de tener que pagar.
Los tramos para los rendimientos del capital son los siguientes:
- Hasta 6.000 euros: 19%
- Entre 6.000 y 50.000 euros: 21%
- Más de 50.000 euros: 23%
Por tanto, las ganancias logradas se ajustan a esos tramos, de manera que, por ejemplo, un inversor que hubiese ganado 60.000 euros no significa que tenga que pagar el 23% de dicha cantidad, sino que los primeros 6000 euros tributan al 19%, los siguientes hasta los 50.000 euros tributan al 21% y por encima de 50.000 euros tributa al 23%.