Con la subida de tipos de interés, los fondos monetarios han cobrado un mayor interés por parte de los inversores, al igual que ha ocurrido por ejemplo con las cuentas remuneradas.
En este artículo vamos a ver qué son los fondos monetarios y cómo funcionan, los diversos tipos que existen, así como sus principales ventajas e inconvenientes para el inversor.
Si quieres aprender todo lo que tienes que saber sobre los fondos de inversión monetarios, a continuación tienes una completa guía que no te puedes perder.
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Qué son los fondos monetarios y cómo funcionan
Cuando hablamos de fondos de inversión existe una multitud de tipos o categorías. Podemos enumerar los que son de perfil conservador, moderado o agresivo. También los que son de renta variable, renta fija, mixtos. Y ya, como subcategoría, los que invierten en mercados concretos, como por ejemplo fondos de renta variable española, fondos de renta variable de Estados Unidos, etc.
Los fondos monetarios (FMM) son una categoría más dentro del amplio abanico existente y se caracterizan fundamentalmente porque invierten en valores del mercado monetario, exactamente en activos monetarios de corto plazo cuyos vencimientos tiende a ser menor a seis meses y que además de gozan de una nota crediticia bastante aceptable.
Precisamente por este motivo gozan de una elevada liquidez y los activos en los que invierte pueden pasar a ser efectivo de manera sencilla y rápida.
Por tanto, los mejores fondos monetarios invierten en activos monetarios con vencimientos menores a dos años y nunca invertirán en otra serie de activos como pudieran ser commodities, divisas ni renta variable. Concretando más, podemos decir que los fondos monetarios adquieren activos del mercado monetario a corto plazo emitidos por entidades financieras, Estados y empresas, como letras del Tesoro y certificados de depósitos. Así es como funcionan los fondos monetarios.
Es bastante deducible que si solo invierten en activos monetarios con una nota crediticia favorable, van dirigidos a un tipo de inversor muy concreto, en este caso con un perfil bastante conservador que más que buscar una rentabilidad de su capital, lo que busca es asegurar y proteger su inversión.
Y esta es otra de las peculiaridades de los fondos de inversión monetarios. No cabe esperar una gran rentabilidad, ya que en condiciones normales será inferior tanto a la de los fondos de renta variable y los de renta fija. Dicha rentabilidad estará directamente relacionada con los tipos de interés del mercado monetario que en cada momento va fijando el banco Central correspondiente. En otras palabras, el valor de sus participaciones varía dependiendo del precio de los activos de deuda en los que haya invertido el fondo.
Debido a que es un vehículo de inversión destinado a inversores conservadores, suele presentarse como una alternativa a los clásicos depósitos bancarios, puesto que su liquidez y seguridad son características que comparten ambos tipos de inversión.
Un momento en el que los fondos monetarios ven incrementarse la demanda por ellos es cuando nos encontramos en un escenario de subidas de tipos de interés.
Bien, ya hemos visto qué es un fondo monetario, una institución de inversión colectiva (IIC) que funciona como una cesta de activos, de la cual se crean participaciones y el inversor puede invertir en el fondo obteniendo la rentabilidad que logre el conjunto de los activos del fondo. Ahora veremos los diferentes tipos de de fondos monetarios que existen, así como sus principales ventajas e inconvenientes.
Tipos de fondos de inversión monetarios
Principalmente podemos encontrar estos tipos de fondos monetarios:
- Valor liquidativo variable: permiten que las adquisiciones y los reembolsos sean por el mismo valor que el liquidativo por participación del fondo.
- Valor liquidativo de deuda pública: ofrecen un valor fijo y no tienen más remedio que invertir la mayor parte de sus activos en deuda pública.
- Valor liquidativo de baja volatilidad: el valor de sus participaciones se mantienen constantes hasta un determinado límite.
- Mercados monetarios interbancarios: están formados por operaciones de crédito y préstamos como derivados a corto plazo, depósitos interbancarios y otros activos cuyo periodo de vencimiento será de máximo una semana.
- Mercado de activos empresariales: formados por pagarés de empresa.
- Mercado monetario de deuda pública: formado por deuda pública.
Ventajas de los fondos monetarios
Entre las principales ventajas podemos enumerar las siguientes:
- Invierte en activos con mucha liquidez, de corto plazo y muy buena calificación crediticia.
- Es un tipo de inversión con muy poco riesgo, destinada a inversores con un perfil conservador que prefieren esta opción a la de los depósitos bancarios y que busca asegurar su capital a cambio de una rentabilidad, aunque sea pequeña.
- Las comisiones generalmente son muy bajas. El límite está fijado en el 1% de comisión de gestión, aunque es muy fácil encontrar fondos monetarios con una gestión casi simbólica. La media suele rondar el 0,5% (comisión de gestión + comisión de depósito).
- Son ideales para garantizar, proteger y preservar el capital.
- Aunque no inviertan en activos de renta variable, la gestión la realiza un profesional para tener en todo momento una cartera sólida, equilibrada y diversificada.
- El cliente no pagará impuestos mientras no realice un reembolso. Es decir, si el capital sigue invertido dentro del fondo monetario no tributa fiscalmente. Además, el traspaso de capital de un fondo a otro tampoco implica pagar impuestos.
- Generalmente, tanto la suscripción como el reembolso suelen ser más rápidos que en los clásicos fondos de renta variable.
- Existen varios tipos de fondos monetarios, de manera que se puede escoger entre ellos.
Desventajas de los fondos monetarios
También podemos citar algunos inconvenientes o desventajas, que serían:
- No se caracteriza por ofrecer a los partícipes una rentabilidad atractiva, ya que su principal cometido es brindar la oportunidad de poder depositar en él su capital sin riesgo alguno.
- La disponibilidad del capital en caso de reembolso no se produce al momento, generalmente hay que esperar entre dos y tres días hábiles.
